Cabeza (1982) Basquiat
Pedí al universo
transformación
me vomitó
hacia la realidad
esta existencia mia.
Pedí luz
me mandó
caos y tiniebla
el saberme perdida
para reconocer
mi voz.
Pedí un gurú
encontré gente
mas perdida que yo
con miedos
rencores
envidias
en su micromundo….
de donde salen de vez en
cuando
con algo de amabilidad.
Conjuré al universo
un lugar
donde despertar espiritualmente.…
vino la cuarentena
con todo lo que ella incluía
en letra chiquita
con todo y demonios sueltos.
Pedí poder
vino a mi mas gente
con su vibra….
tóxicos de oficio
unos mas dolorosos que otros.
Calma
quietud
un gurú….
una y otra vez
llegó la misma ola.
Sintiéndome mas perdida
que triste
necedad de querer cambiar
a mi manera
darse cuenta
reconocer la voz propia
como parte del camino
por una grieta se coló
por vez primera
pude escucharle.
Es todo plenitud
y movimiento
una gran creación perfecta
complejamente sencilla
donde la única cosa que vale
la pena
es el amor
esa cosa que emerge
del la quietud
que hay en el caos
que es reconocible
con nuestra viva voz
(y que dista mucho del que
experimentamos)
dejarlo colarse
en medio de las grietas
en medio de las voces
una especie de kintsugui….
es el alma un vasto lugar
y el mundo el ashram perfecto.