Allí seguíamos
el mismo espacio
antro de onda nueva
intentando la normalidad.
Como un saco roto
con nuestros huesos
montábamos la hoguera
que alumbraría
los pedazos de lo que fuimos.
Costaba tragar a secas la costumbre
porque otra cosa
se colaba desde dentro
ese sentimiento
esa duda
era mi rostro
una imagen amable
transformándose despacio.
Arde en las sombras
el momento….
de ese breve instante
en que me pertenecí
solo queda
el vapor pesado y oscuro
que nos acompaña.
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