Pasea la muerte
por este espacio
vivaz silencio
que deja sin aire.
Es solo su certeza
quien nos recuerda
aun en nuestra lejanía
el finísimo hilo que somos
en el entramado bestial
del universo.
Tanto espanto
nos espanta
de lo que huimos
de lo que somos.
Habitamos
el salvaje espacio
que nos hunde
aun así
hay tiempo y luz.
Hay tiempo
y espacios perfectos….
habita Dios
en cada uno de ellos.
En nosotros
en quienes somos
mas allá
de los miedos
miserias cotidianas
y decretos metafísicos.
Pasean los dos juntos
pero no revueltos
uno cerrando
y abriendo ciclos.
El otro sabe
que a pesar de
nuestra sordera
será para cada uno
un maravilloso arte
aprender a escucharle
y dejarlo transformar
todo a su paso.