Aunque no lo creas:
desarrollé el hábito
de pensarte,
habitas en mí
como criatura
que pelea su
extinción,
conservas el misterio
la intensidad
de otros tiempos,
eres
el que recuerdo.
Pero….
¿quién es este que
hoy me llama?
Con tu “impecable sonrisa”
y aroma a tempestades
vuelves,
convertido
en uno más
un cualquiera
de esos,
que el sistema
los convencionalismos
la rutina
la vida
y todo lo demás
se ha tragado
vendiste la magia
que te hacía
singular.
¡Bienvenido al
inconsciente colectivo!
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