viernes, 8 de marzo de 2013

A propósito de Moncayo




Yo aun recuerdo tu olor,
sólo la penetrante presencia
de los autos,las cornetas y la gente
me despiertan de tu recuerdo.
Huelo tus sofocantes días de lluvia
siento todavía lo pesado de tu silencio,
ya no llevo tus cadenas es cierto
pero aunque no lo diga
creo que me acostumbraste a tí...
las cadenas no estaban en mi cuerpo
siempre estuvieron en mi mente.

Miro lo cotidiano
la ciudad, su civilización
y me pregunto cuan delgada
es la linea que separa la vida de la muerte,
pues en tu presencia aprendí
que el morir no necesariamente es físico,
mas allá a lo lejos...en mi conciencia
supe que regresaría alguna vez 
a la luz y el sabor
que dan las pequeñas cosas.

En cuanto a la libertad, como Sartre
creo que nunca la alcanzaremos plenamente.
No extraño el peso de tus cadenas,
ni extraño la ruta 
de tus largos y pantanosos caminos,
o la gente que dejé.
Me extraño a mí mismo
y busco el punto de retorno
para llegar a donde quedé hace tanto.
Diez años me robaste,
pero es poco con las vidas
que te haz tragado
han sido muchos...
anónimos seres de los que ya no me acuerdo.
¿Cuanto te llevaste de mí?
¿Cuanto de tí llevo conmigo?
esas son tus marcas,
es muy difícil recobrar mis recuerdos
la memoria , el tiempo
todo lo que tenía o conocía...
en fin...todo es nuevo.

De todas maneras gracias por hacerme ver
lo precioso de las pequeñas cosas
y lo maravillosos que son mis días;
después de todo 
se trata de estar vivo y esperanzado
ante todas las circunstancias.

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