miércoles, 13 de marzo de 2013

Sin Título




Hoy me han vendido
como la vaca del mercado
oro he costado
a la saña mal sana de mis enemigos
frías manos me toman llevándome.
Sabiendo ciertamente qué me espera
cierro los ojos:
abro mi mente y me entrego.
Duros hierros arrancan mi carne con cada movimiento
tengo puesta la corona de un reino que nadie entiende
he saboreado mi sangre ferrosa
que sabe a vida y no a cordero.
Soy hombre de palabra.
no pienso lavarme las manos,
así como aquél
que creyó en las voces humeantes
de la chusma iracunda,
oportunista, soberbia y orgullosa;
no me arrepiento de nada.
Sé que mi enemigo íntimo me acompaña
me tortura más que mis captores,
pero estoy tranquilo,
me he entregado a la muerte,
para amainar mi tristeza
imagino cosas mejores
y me refugio en recuerdos
como el de las aguas bajo mis pies
o el de las personas que quise.
Estoy solo
desnudo
hambriento
con frío
herido...
más por decisión propia
he escogido ser hombre,
pero con el tiempo
me han vuelto humano.
Son críticos mis últimos momentos
sobre esta tierra
soy el rey de la "nada"
y siendo rey
divino y ungido
estoy al lado de dos ladrones...
¡Que vaga es la justicia de estas criaturas!
no me mata la lanza
los clavos o un infarto,
me mata la certeza de que soy yo mismo
ante un mundo incierto
que se encuentra en pañales.
Si la historia me "absuelve"
o si la parto en dos
no me importa,
hago estas meditaciones a
antes del último suspiro
veo caer el sol,
me pesan los párpados,
cedo ante todo...
ya no existo.
¡Háganse las Tinieblas! 

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